Gitanos en Hungría: en el vórtice de la exclusión




Por Liset Salgado (*)

La Habana, (PL) La población gitana, la mayor minoría étnica de la Unión Europea (UE), enfrenta hoy en Hungría una brutal discriminación pese a los esfuerzos gubernamentales encaminados a su inclusión social.


  Reiterados ataques físicos e intimidaciones evidencian los prejuicios que en los más variados ámbitos enfrentan los cerca de 500 mil "romaníes" -como también se les conoce- asentados en esta nación centroeuropea.

Los gitanos, en húngaro "cigányok", han sido blanco de desmanes perpetrados por grupos de extrema derecha que en los últimos meses actuaron con total impunidad en un país azotado por una aguda crisis económica y social.

Reportes policiales confirmaron el arresto de varias personas supuestamente implicadas en los ataques con armas de fuego y cócteles molotov que desde 2008 y hasta la fecha ocasionaron la muerte de seis gitanos.

A pesar de tener representaciones a nivel gubernamental y de los diversos instrumentos jurídicos existentes, la situación en diversas zonas del país es crítica y la segregación es un hecho.


Las familias gitanas en Hungría viven en condiciones de extrema pobreza y residen mayormente en asentamientos situados en las periferias de las ciudades carentes de servicios de gas, agua o electricidad.

Sólo el 80 por ciento de los menores gitanos culmina la enseñanza primaria mientras que tan sólo un tercio de ellos continúa los estudios secundarios y únicamente un 0,3 por ciento obtiene un diploma de educación superior.

Estadísticas refieren no obstante que uno de cada cinco niños húngaros pertenece a la minoría gitana y a juzgar por las tendencias actuales, para 2050 alrededor del 20 por ciento de la población pertenecerá a esa etnia.

La actual administración húngara ha reconocido que las políticas implementadas hasta la fecha para lograr la integración no han funcionado, mientras diversas asociaciones denuncian que hay falta de voluntad política.

La Red Europea contra el Racismo condenó enérgicamente los últimos ataques y manifestó su preocupación por lo que consideró la aparición de "un peligroso clima de violencia contra la minoría gitana en Hungría".

El último atentado fue reportado a inicios de septiembre, a raíz del cual murió una mujer de 45 años y su hija resultó gravemente herida después que un grupo de radicales la emprendiera a balazos contra su casa.

Concebido como un redoblado esfuerzo para lograr la inserción del también llamado pueblo "rom", el gobierno de Budapest anunció en septiembre la puesta en vigor de un nuevo paquete de medidas legales.

La iniciativa prevé un incremento en el presupuesto de alrededor de dos millones 200 mil euros destinados a instrumentar una actuación eficaz en la lucha contra los extremistas. El plan contempla el reforzamiento de la vigilancia y la contratación de personal de la guardia civil a nivel local, así como la creación de becas para adolescentes gitanos que cursen la enseñanza secundaria.

La contratación de "romaníes" en la Policía nacional es otro paso previsto en el proyecto, que implica la instalación de cámaras de seguridad en las localidades afectadas por delitos menores.

Con esas regulaciones el gobierno húngaro pretende hacer frente a las agresiones atribuidas a círculos radicales de extrema derecha que han sembrado el terror entre los gitanos.

El actual clima de violencia y las presiones de la ultraderecha desataron este año el incremento del número de solicitudes de emigración por parte de miembros de esta comunidad.

Un reporte de la agencia estatal Autogobierno Gitano Nacional precisó que al menos 150 ciudadanos "romaníes" presentaron peticiones formales ante esta organización para tramitar su traslado a otros países.

El presidente de esa entidad, Orbán Kolompár, comentó a la prensa que los solicitantes demandan que se les certifique como "perseguidos y como objetivos de ataques terroristas en serie".

Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca y Bélgica cuentan entre los destinos seleccionados para la estampida de los gitanos húngaros, quienes no confían en la efectividad del plan gubernamental.

Los posibles emigrantes argumentan que no existen garantías de que tras el arresto de los presuntos implicados en los ataques de 2008 cesen los asesinatos y las amenazas.

(*) La autora es periodista de la Redacción Europa de Prensa Latina.

Cordobés de nacimiento, granadino de adopción y ciudadano del mundo

LA OPINIÓN Mario Maya, descendiente de una familia sacromontana cargada de artistas, nació en 1937, en Córdoba. Sus inicios estuvieron vinculados a las cuevas del Sacromonte. A los trece años debutó con Manolo Caracol en Madrid, y posteriormente trabajó en casi todos los tablaos madrileños.

Durante cuatro años continuó su carrera artística formando parte del Ballet de Pilar López, su profesora, y en cuyo recuerdo y homenaje el propio Mario escribió una emotiva carta publicada en este periódico, del que fue colaborador.

En 1955, después de asistir durante unas semanas a la academia de El Estampío estuvo en el Colmao Villa Rosa, de Madrid, y luego en el tablao Zambra, también de Madrid.

En 1956 y hasta 1958 perteneció al ballet de Pilar López, con el que recorrió distintos países. En 1959 se incorporó al tablao madrileño El Corral de la Morería y a continuación formó pareja con La Chunga para debutar en la sala de fiestas El Biombo Chino de Madrid y realizar una gira por Estados Unidos de América y diversos países de Iberoamérica: Argentina, Colombia, Cuba y Venezuela.

En 1960 viajó a Nueva York, donde se relacionó con las nuevas tendencias y el Teatro Contemporáneo, de donde tomó ideas y conceptos sobre la danza que más tarde aportaría al baile flamenco.

Regresó a Madrid y formó el Trío Madrid, en colaboración con Carmen Mora y Eduardo Serrano ´El Güito´. En 1974 puso en escena junto con el poeta granadino Juan de Loxa el espectáculo flamenco ´Ceremonial´, que constituyó el primer intento de baile de vanguardia.

Volvió a su barrio del Sacromonte pare estudiar más de cerca toda su cultura, abrió un estudio llamado Zincalé donde se dieron cita escritores, músicos, poetas y gitanos. Fruto de esta etapa de encuentros con la cultura tradicional fue la iniciación de una búsqueda en la que pretendió una evolución de la temática flamenca acorde con una sociedad en transformación.

En colaboración con el poeta granadino José Heredia Maya, Mario Maya puso en escena, en 1976, ´Camelamos Naquerar´ (Queremos hablar).

Esta obra pretendió concienciar a la sociedad acerca de los problemas gitanos y constituyó todo un acontecimiento cultural y
sociopolítico, originando gran repercusión en el mundo de la danza flamenca. Mario Maya siguió buscando nuevas formas de expresión, partiendo de la raíz del flamenco.

En 1977 ideó un nuevo montaje, en el que relató la historia de lo gitano-andaluz, llamado ´Ay, Jondo´, de nuevo en colaboración con Juan de Loxa. En 1983 se trasladó a Sevilla e hizo el montaje de ´Amargo´ basado en textos de Federico García Lorca, y en 1987 la coreografía por encargo del Festival de Venecia (Teatro de la Fenice), de la famosa obra ´El Amor brujo´ de Manuel de Falla, haciendo una versión un tanto revolucionaria.

En 1988, la Bienal de Flamenco de Sevilla le encargó un nuevo montaje al que llamó ´Tiempo, amor y muerte´, en el que desarrolló las tres claves del pensamiento lorquiano.

En 1990 el Festival de Mont de Marsan hizo su estreno en los festivales flamencos con un montaje que encargaron a Mario Maya titulado ´Tres movimientos flamencos´. En 1992 el Ministerio de Cultura reconoció su trayectoria con el Premio Nacional de Danza. En 1994 la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía le nombró director artístico del programa andaluz para la danza. De dicho programa Mario forma la primera compañía de la comunidad autónoma, con sede en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, con la que realizaría posteriormente los montajes ´De lo flamenco´ y ´Réquiem´ para el fin del milenio.

En 1997 estrenó en el Teatro Villa Marta de Jerez ´Los flamencos cantan y bailan a Lorca´, y en 1998 la X Bienal de Sevilla le encarga de nuevo otro montaje, que dedicó a los cantes de ida y vuelta. Mario dio a este montaje por primera vez el tratamiento de un musical y lo llamaría ´La mar de flamenco-De Cádiz a Cuba´.

Su prolífica trayectoria artística hizo a Mario Maya acreedor de numerosos galardones. En los últimos anos, Mario Maya había continuado ejerciendo la dirección artística de su propia compañía.

En Granada estuvo durante dos años como director del Centro de Estudios Escénicos de la Chumbera, por el que pasaron la mayoría de los jóvenes artistas locales, y del que surgieron los espectáculos ´Diálogo del Amargo´ y ´Un, dos, tres, faaa´. Su última colaboración artística había sido la del espectáculo ´Mujeres´, en el que participaba su hija, Belén Maya, junto con las bailaoras Merche Esmeralda y Rocío Molina.

Antoniojoseheredia@gmail.com

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